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do lo mismo el territorio mejicano. Con esto no
quedaron ä Espalia mäs posesiones en el Nuevo
Mundo que las de las Antillas (Cuba y Puerto
Rico) y las oceänicas. Habiamos perdido en pocos
aNos una extension de mäs de 300,000 leguas cua-
dradas, con cerca de 12 millenes de habitantes
indios, blancos, negros y mestizos (casfas}, pre-
dominando los indios (unos 6 millones).
100. La politica antillana.—Las posesiones
6 colonias que quedaron a Espana despues de
1824, eran todavia muy Iimportantes. Las 0ceä&-
nicas (6 aslätico-oceanicas, como dicen algunos)
comprendian mäs de 14,640 leguas cuadradas,
con 1.300,000 habitantes; Cuba, 118 Km. c.. con
700,000 hh. (en 1818) y Puerto Rico, menos
de 10,000 Km. c. con 100,000 hh. La atencion de
la metröpoli y la explotaciön comercial se fijaron
prineipalmente en las dos islas antillanas, cuya
poblaciön y riqueza crecieron con gran rapi-
dez. Asi, la Habana, que en 1800 contaba sölo
60,000 hh., a fin del siglo (1900) subi6 & 236,000;
Santiago de Cuba, de 20,000, lleg6ö hasta 43,000;
Matanzas, de 7,000, a 36,300, etc. En junto, sena-
lan los ültimos censos para Cuba 1.500,000 hh. y
para Puerto Rico mäs de 800,000, correspondiendo
una gran parte de estas cifras ä los espanoles 6
descendientes de ellos,
Pero en ambas islas habian surgido los mismos
anhelos de independencia que en los territorios
continentales, anhelos avivados por el 6xito de la
sublevaciön de 1810-1824 en America del Sur y
Möejico y vistos con simpatia por las gentes de
estos paises, Respecto de Cuba y Puerto Rico,
complicaban el problema dos factores mäs:. la
poblaciön negra, esclava, elemento de agitaciön
constante, y la ambiciön de la Repuüblica norte-
americana, que desde bien temprano aspirö A ser