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MANUALES SOLER
constante con Francia, cuyos reyes eran tambien
Borbones, y las nuevas guerras con Italia, reno-
varon la corriente espafiola hacia estos dos
paises.
Muchos nobles se educaron en colegios france-
ses, recibiendo el influjo de las ideas reinantes, y
algunos mantuvieron correspondenecia con Vol-
taıre, Rousseau y otros escritores, despertando
Aaqui un gran afan reformista, por imitacıön de lo
que en Francia, en Alemania, en Rusia y en otros
paises hacian los «reyes filäntropos». Solo ä&
fines del siglo xvılı, en 1792, tratö el gobierno de
atajar esta comunicaciön con Francla, por moti-
vos politicos, es decir, para evitar la difusiön
de las ideas de los revolucionarios. En efecto,
se habian ya revelado en Espana, como ülti-
ma consecuencia del filantropismo y de las in-
fluencias citadas, tendencias muy radicales en
algunos grupos, comenzando & publicarse, contra
el sentido general absolutista de la clase media,
periödicos de marcado caräcter liberal en Sala-
manca, Gerona, Vergara y otros puntos; inten-
tändose en 1789 una restauraciön de las antiguas
Cortes, con mayor poder legislativo y espiritu
mäs liberal, y aun produciendose conspiraciones
republicanas. A esto se quiso poner remedio con
la prohibiciön de que entrasen en Espana ciertos
libros, folletos, periodicos, etc, Pero el germen
habia arraigado y bien pronto, como veremos,
diö pruebas de gran vitalidad (8 95).
Juntamente con estas manifestaciones, las in-
fluencilas extranjeras produjeron una atenuaclön,
por lo menos en la clase culta, de la antigua
intransigencia religiosa. Todavia la masa segula
siendo fanätica y la Inquisiciöon promovia algunos
procesos ruidosos, como los del ministro Maca-
naz, el reformador Olavide, etc, Pero el sentido